SEMBLANZAS

JESÚS HERNANDO PÉREZ ALCÁZAR
«PELUSA»

Iván Castro Chadid
Tenencia Universitaria
Universidad Nacional de Colombia
Profesor Titular
Pontificia Universidad Javeriana
icastroc@unal.edu.co

En febrero de 1969 un grupo de 64 jóvenes provenientes de las más variadas regiones del país ingresa al primer semestre de la carrera de Matemáticas en  la Universidad Nacional de Colombia, provenían de: Florencia, Neiva, Sabanalarga, Bucaramanga, Ibagué, Facatativa, Pereira, Manizales, Girardot, Bogotá y otras regiones. Sus condiciones socioeconómicas también eran distintas; había personas que venían de sitios de extrema pobreza y otros de estratos medios y aún altos. Muy pronto fueron entendiendo que el edificio que albergaba el departamento y la carrera era una especie de templo sagrado y algunos de los profesores que enseñaban matemáticas parecían sacerdotes de una, hasta entonces desconocida religión que la  llamaban Matemática.

Entre estos sacerdotes habían jerarcas, algunos de ellos eran infalibles como su santidad, pero todos los alumnos vivían aterrorizados, porque el que llegaba a equivocarse era descalificado y ridiculizado.

En este ambiente de temor emerge una simpática figura que no encajaba con el estilo predominante, vestía como los estudiantes, los trataba como semejantes, era irreverente, se reía, tenía sentido del humor, los estudiantes no temían abordarlo y preguntarle, les hacia develar la belleza lógica que encierra la matemática, les hacía ver que la matemática era una producción social del hombre, les enseño que la matemática era para todos y no solo para unos pocos que se consideraban “elegidos” y fundamentalmente les enseñó que se podía ser simultáneamente un militante activo de las causas sociales y un militante activo del mundo de las matemáticas, guardada las proporciones, para estos jóvenes, era una especie de Evaristo Galois Colombiano. Ese extraño personaje era un profesor tolimense al que todos llamaban  “pelusa”.

Su verdadero nombre Jesús Hernando Pérez Alcázar, pero pocos lo conocían por ese nombre. Su compromiso más que con la institución era con sus alumnos, ya desde su juventud se vislumbraba su gran sueño, el de llegar a ser un buen profesor. En alguna ocasión que se produjo un cierre de la Universidad resolvió dictarles a sus alumnos, por las mañanas un curso de geometría algebraica y por las tardes organizo un seminario interdisciplinario, conjuntamente con otras personas de otras facultades, en donde se estudiaban distintos temas, desde las características socio-económicas de las culturas pre-hispanas a través de la obra de Guillermo Hernández Rodríguez, hasta el libro clásico de Martha Hanecker sobre fundamentos del materialismo histórico.

En un ambiente tan convulsionado como el que se vivía en aquella época en la U.N, los alumnos pronto incursionaban en el mundo de la política, como consecuencia de una de las características típicas de nuestra sicología social, esos jóvenes tenían opiniones disyuntas dos a dos, pero lo único que estaba por encima de sus nuevas posiciones políticas e  ideológicas era el respeto, cariño y admiración por este profesor; así fue perfilándose pelusa, sin que ninguna institución lo certificara, como un verdadero líder de los estudiantes de Matemáticas de la Nacional. Este destacado profesor rompió con la forma tradicional de la relación, estudiante-profesor, para mostrarnos un nuevo modelo en donde el profesor interactúa con el estudiante en un ambiente fraterno y ameno.

Cuando el gran maestro Yu Takeuchi se propuso llevar la matemática de la Nacional a la provincia, Jesús Hernando Pérez se convirtió en su fiel escudero, es así como liderando a un grupo de profesores formados en esta Universidad participo activamente en la organización de coloquios, encuentros de matemáticas y congresos, en la mayoría de las  universidades públicas y aún privadas del país.

Con el propósito antes expuesto, Jesús Hernando  estuvo en Cartagena, Palmira, Espinal, El Líbano, Girardot, Facatativa, Villavicencio,  Pasto, Popayán, Bucaramanga, Cúcuta, Medellín, Florencia, El Socorro, Sogamoso, Duitama, Cali, Tunja, Neiva, Chiquinquira, Santa Martha, Sincelejo, Ibagué, Pereira, Armenia, Valledupar, Montería, Riohacha, Quibdó, Manizales, San Gil, Barranquilla, Pamplona y en muchos otros sitios  así como también en la mayoría de las universidades de Bogotá.

Pelusa escribía para los cursillos que dictaba; fueron muchos los libros, artículos y monografías que escribió sobre diferentes temas, un interesante trabajo de investigación podía ser el tratar de recopilar esta extensa producción de Jesús Hernando Pérez. No podemos dejar de mencionar la serie MATEMÁTICA DINAMICA que escribió con la destacada profesora Gilma Rodríguez de Villamarin y que contó con el apoyo del profesor Carlo Federici Casa, en la Universidad Pedagógica Nacional.

También participo como expositor en la mayoría de los encuentros de Geometría y Aritmética, así como también en los encuentros sobre enseñanza del Cálculo.

La idea inicial de la creación de los Coloquios Distritales de Matemáticas  fue del profesor Jesús Hernando Pérez, quien contó con la colaboración de algunos profesores del departamento de Matemáticas y Estadística de la Universidad Nacional y de la secretaría de educación del distrito.  Estos coloquios cumplieron un papel muy importante como instrumentos no sólo de divulgación, sino también de motivación de la Matemática y la Estadística en Colombia y  sirvieron además de referencia para la creación de coloquios y otros encuentros de Matemáticas en el país. El profesor Pérez no sólo tuvo esta brillante idea sino que además se echó sobre sus hombros la responsabilidad de realizar los primeros coloquios,  y cuando ya adquirieron fuerza cedió el paso a otras personas para que lo siguieran sacando adelante, todo esto sin marginarse de ellos, como lo demuestra su participación como expositor o ponente en la mayoría de los coloquios que se han realizado.

Cuando la Universidad Nacional creó los convenios con varias universidades del país para darles la formación a nivel de postgrado en matemáticas a sus profesores de esta área, pelusa fue uno de los más comprometidos con este programa; recuerdo que en alguna ocasión propuse su nombre para que fuera evaluador externo de ICFES, la directora de la división universitaria de esa entidad me respondió: “ Como se le ocurre, no ve que a la universidad que lo enviemos nos crea una maestría en matemáticas”. Yo creo que uno de los más importantes legados de pelusa a nuestra patria ha sido, su enorme aporte a la divulgación y socialización de la matemática en Colombia.

Jesús Hernando Pérez, nació en Ibagué, Tolima, en 1944. Los primeros años de su vida los vivió en Icononzo. Como consecuencia de esa guerra fratricida que se denomino “La Violencia”, su familia tuvo que desplazarse  a Ibagué, este hecho indudablemente marco su vida e incidió profundamente en los aspectos fundamentales de su carácter y personalidad, aprendió a luchar, a valerse por sí mismo y principalmente a estar del lado de los necesitados y de los desposeídos y como consecuencia de esto a luchar contra cualquier forma de injusticia. Su padre, un profesor de Matemáticas ejerció, con su ejemplo, una influencia definitiva en sus siete hijos por el cariño y compromiso con la ciencia y la docencia.

Estudio en Ibagué en la Normal y se destaco como un excelente estudiante, ingreso en 1962 a la Universidad Nacional para estudiar Licenciatura en Matemáticas.

Desde sus inicios Pelusa demostró su precocidad y talento matemáticos, destacándose como el mejor estudiante de su curso, quienes fueron sus compañeros lo recuerdan con admiración. Era costumbre en esa época que los estudiantes se reunían después de las 8:00 p.m. en la cafetería central para estudiar hasta las 12:00 p.m., hora en la que  se cerraba dicho salón, el sitio en donde se sentaba a estudiar pelusa siempre permanecía lleno de estudiantes que iban a hacerle todo tipo de preguntas sobre distintos temas de matemáticas, porque era proverbial no solo su gran capacidad sino también la generosidad con la que  entregaba su saber a todo el que lo necesitara.

Como era lógico, la Universidad no iba a desperdiciar una persona de esas calidades académicas y fue así como el director del departamento de Matemáticas de ese entonces, el Doctor Ricardo Losada lo nombra profesor de la Universidad Nacional en 1965, y a partir de ese año inicia su productiva carrera docente dictando un curso de Algebra Lineal, de ahí su afirmación en el sentido de que él entendió lo que era ser maestro cuando dicto su primer curso de algebra lineal.

En los años 60 había una caricatura en el Espectador, titulada Pelusa y sus pilatunas, en alguna ocasión cuando era estudiante se mando a rasurar y llego a la fila de la cafetería  y uno de sus compañeros le dijo: “Quedó como una pelusita”, a partir de ese momento empezaron a llamarlo Pelusa, sobrenombre del cual jamás pudo sacudirse y termino reemplazando su verdadero nombre. En alguna ocasión alguien vino a preguntarlo al edificio en donde estaba su oficina en la Universidad Nacional por su nombre de pila y una de las señoras encargadas del aseo exclamó extrañada: ¿Porqué hay personas que llaman al profesor Pelusa, Jesús Hernando Pérez.

Quienes lo conocemos como docente sabemos que es un excelente expositor, claro, preciso maneja el tablero con mucho orden se esmera por escribir con muy buena letra; ante  las diferentes versiones que existían entre sus discípulos sobre esta cuidadosa forma de escribir, en alguna ocasión  le pregunte acerca de este hecho y él me dijo que lo hacía por respeto a los estudiantes.

El profesor Fernando Zalamea sostiene que la mayor enseñanza que recibió de Pelusa se resume en las siguientes recomendaciones:

En 1970 viajo a Estrasburgo (Francia) en donde hizo un diplomado en estudios avanzados en Matemáticas, los cuales fueron de suma utilidad, pero fundamentalmente su reconocida cultura en esta ciencia se debe al hecho de que es un hombre profundamente enamorado de la matemática, no solo como ciencia sino fundamentalmente como arte, esto es,  de la matemática como “poesía de las ideas lógicas” como afirmaba Albert Einstein; pelusa se deleita  al develar la concatenación lógica de ideas lógicas que  encuentra en los diferentes tópicos de la matemática que estudia, y una vez los interioriza siente una necesidad incontrolable de hacer partícipe a otros de los temas  que le causaron admiración, de ahí que podamos afirmar que más que un matemático por profesión es un matemático por vocación.

Creó el seminario de Lógica de la U.N., punto de partida del gran desarrollo que tiene actualmente la Lógica en Colombia. Refiriéndose al papel jugado por Pelusa en este seminario el profesor Andrés Villaveces sostiene: “Fue crucial en esa etapa de la conformación y consolidación de un verdadero Grupo de Lógica en Bogotá que en las dos décadas siguientes floreció en tantas direcciones, logró tanto reconocimiento y ancló lazos con tantos otros grupos a nivel mundial”.

Para una persona con las capacidades que tiene Pelusa, no hubiera sido muy difícil hacer un doctorado, pero se convirtió en un autodidacta que fue adquiriendo un prestigio, paso a paso acreditándose científicamente con solvencia y profundidad en diferentes áreas de la matemática. Indudablemente este es un camino mucho más largo y tortuoso que el que conduce a una certificación institucional porque lo obliga a demostrar ante la comunidad científica, permanentemente, conocimiento, profundidad y solvencia al abordar distintos temas de la matemática, pero a su vez le ha dejado una profunda satisfacción, no solo por la riqueza de conocimientos que ha adquirido sino principalmente por la labor social que ha cumplido ya que él aprende, no para quedarse con el conocimiento, sino  para difundirlo, es esto fundamentalmente lo que lo ha consolidando como un líder en esta ciencia; afortunadamente la Universidad Nacional al reconocerle estos meritos le dio la más grande distinción académica al nombrarlo Profesor Emérito en el año 2002.

Tomando el nombre de un líder gremial de los profesores de primaria, secundaria y universidad, creó en 1981 el fondo Ramón Franky Rojas, que ha prestado un gran apoyo a los profesores de matemáticas y estadística de la Universidad Nacional.

El liderazgo de Pelusa entre sus compañeros docentes lo condujo inicialmente a ser representante de los profesores ante el concejo de la facultad de ciencias y posteriormente ante el consejo superior universitario; allí dejo translucir otra faceta de su personalidad la de un líder gremial.

Siendo el profesor Antanas Mockus vicerrector general de la Universidad Nacional, Pelusa es nombrado Director Curricular y desde ese cargo  asume la responsabilidad del frente curricular, reorganizando todos los planes de estudio de la Universidad; cumplida esta meta es nombrado Vicerrector general de la Universidad Nacional en 1990 por el rector Mockus y se propone contribuir al cambio administrativo para poder llevar a cabo los cambios académicos de la reforma.

Otra de las grandes pasiones matemáticas de Pelusa fue la Teoría de Categorías, a él se le deben la organización y ejecución de los dos seminarios-taller en Teoría de Categorías que se han realizado en Colombia, el primero en Bogotá en 1983 y el segundo en Santa Marta en el 2009 para tal efecto logró traer en ambos eventos figuras de primera línea en esta área como los investigadores, William Lawvere (lovere), Iieke (ike) Moerdijk (moerdi), Gonzalo Reyes, Anders Kock, Jiri Adamek, Joachim Kock y Eduardo Dubac (duboc). El profesor Fernando Zalamea considera que esto fue posible gracias a la perseverancia de Pelusa, e incluso llama a este logro: “El milagro de Pelusa.”

En 1995 durante el primer periodo como alcalde de Antanas Mockus, Pelusa es nombrado subsecretario de educación del distrito, su tarea fundamental fue la de implementar la reforma educativa establecida por la ley general de educación que recientemente había sido aprobada por el congreso; esta ley contaba con el respaldo del magisterio inclusive se dice que fue redactada por FECODE.

Al pensionarse Pelusa de la U.N. el profesor Reinaldo Núñez lo llama para que le colabore en la escuela de Matemática de la Universidad Sergio Arboleda (USA), el profesor Nuñez sostiene al respecto: “Pelusa Inició formalmente la investigación en Matemáticas en la USA  en el año 2001 creando el primer grupo de investigación MUSA.1 que ha sido el detonante de muchas de las actividades que se desarrollan en la escuela de matemáticas, entre otras, el primer proyecto cofinanciado por Colciencias, el proyecto el semicírculo de la U. Sergio Arboleda y el programa de talentos matemáticos dirigidos a niños. La escuela de matemática de la U. Sergio Arboleda tiene con pelusa una deuda de gratitud de toda la vida, es su deber seguir desarrollando actividades para conservar su legado y su memoria, que perdure en el tiempo”.

Hace años tuve el honor de escribir conjuntamente con Pelusa el libro: “Un paseo finito por lo infinito”, la experiencia de trabajar con el maestro, con una persona que admiro desde mis ya lejanas épocas de juventud, fue un premio inmerecido, al fin y al cabo ¿Cuántas adultos han tenido la oportunidad de revivir sus ídolos de juventud y corroborar que los mismos aspectos por los cuales los admiraron permanecen intactos?

En alguna ocasión  Pelusa afirmo que la diferencia entre los jóvenes de ahora y los de antes estriba en que los jóvenes de antes querían ser como sus maestros, mientras que los de ahora no quieren ser como sus maestros.

Profesor Pérez, quiero confesarle públicamente, que muchos de sus discípulos siempre hemos querido ser como usted, aunque es muy difícil cumplir con ese cometido porque usted nos ha puesto una meta muy difícil de alcanzar.

Amigas y amigos, aquí presentes, ¡Jesús Hernando Pérez¡, Pelusa, a los 69 años sigue siendo el mismo idealista, soñador, emprendedor, irreverente, descomplicado,  talentoso, alegre  y profundamente comprometido con la matemática que conocí en el año 1969, es además un hombre afortunado porque su sueño el de llegar a ser un buen profesor lo cumplió con creces y quienes fuimos sus alumnos podemos decir a viva voz y con orgullo que fuimos discípulos de ese gran hombre.

¡Gracias amigo¡
¡Gracias maestro¡
¡Gracias Pelusa¡